Por mucho que lo parezca, no lo es. El cardón de Jandía es un arbusto y no un cactus, que existe únicamente en el Parque Natural que le da nombre. Esta bella planta es uno de los variados y singulares atractivos que hacen imprescindible la visita a este espectacular espacio protegido.
Visitar el Parque Natural de Jandía, al sur de Morro Jable, significa adentrarse en un mundo solitario y abrumador, virgen y salvaje, en el que sobrevive uno de los doce endemismos vegetales de Fuerteventura. Reconocido como el símbolo vegetal de la isla, el cardón de Jandía (Euphorbia handiensis) tiene espinas, y troncos carnosos y verticales. Pero no es un cactus, sino un arbusto que ha adoptado esta forma en su adaptación evolutiva al clima desértico majorero. Sólo existe en este espacio protegido, principalmente en laderas y márgenes de los barrancos, y por fortuna ha sobrevivido al expolio que coleccionistas insensatos practicaron en el pasado.
Tres de los recorridos incluidos en la Red de Senderos de Fuerteventura permiten su observación a pie, siendo esta una interesante elección para disfrutar de la naturaleza del parque en todo su esplendor. Cabras y burros de raza majorera pastan libres por la zona, aunque naturalistas y visitantes especialistas (o afortunados) encontrarán en Jandía endemismos animales más esquivos y singulares como la hubara, el guirre, la lisa majorera o la musaraña, además de otras aves invernantes como el chorlitejo. Entre la flora, encuentran cobijo en el parque importantes poblaciones de cardones y tabaibas, y también rarísimas especies endémicas como el tajinaste de Jandía, la magarza de Winter y el anís de Jandía.
La segunda opción para visitar el Parque Natural es el vehículo, ya sea en coche, a través de excursiones organizadas, o utilizando la guagua todo terreno que parte desde Morro Jable. Este medio permitirá disfrutar, en la vertiente sur, de magníficas y pequeñas calas de arena blanca y aguas transparentes, y, en la zona norte, de la Playa de Cofete, única por sus 13 kilómetros de longitud absolutamente libres de construcciones. Las dos poblaciones habitadas del parque, Cofete y el Puertito de la Cruz, cuentan con restaurantes especializados en gastronomía marinera.